Hemos tenido que esperar 26 años para decirlo, pero, por fin, el futuro ha llegado. Hoy, 21 de octubre de 2015, se cumple un hito que muchos cinéfilos llevan esperando desde hace más de un cuarto de siglo. Es el día hasta el que viajaron en el DeLorean, desde 1989, Marty McFly y Doc, los protagonistas de la segunda entrega de la saga ‘Regreso al futuro’, una de las películas de culto del género de aventuras y ciencia ficción.

regreso futuro

Robert Zemeckis, director de la película, imaginó entonces cómo sería el mundo 25 años después de rodarla. En su momento, ‘Regreso al Futuro II’ arrasó gracias a algunos adelantos tecnológicos que preveía iban a estar disponibles para el gran público. Algunos se han cumplido y otros no. El cine en tres dimensiones, las videollamadas o la ropa inteligentes son algunas de las profecías hechas realidad. En cambio, ni los coches ni los monopatines vuelan y el fax prácticamente ha desaparecido de las oficinas.

Pero, además de la curiosa efeméride, ¿por qué podemos decir que el futuro ha llegado? La tecnología, protagonista por excelencia de la película, ha hecho posible cosas impensables hace 25 años. Y gran parte de los avances han tenido lugar en Andalucía. Por ejemplo, escaparates inteligentes que detecta el sexo y la edad del comprador para adaptar su contenido o vehículos de conducción automática que funcionan con biomasa obtenida de huesos de aceituna.

Hoy en día también podemos hablar de etiquetas inteligentes que alertan del mal estado de los productos con un cambio de color y de tejidos que suministran fármacos a quienes los llevan puestos o de prendas como un body que monitoriza la temperatura del bebé y avisa cuando tiene fiebre. Pero no solo es cuestión de innovación tecnológica, sino que la investigación científica ha permitido sentar las bases, por ejemplo, para la creación de órganos artificiales a partir de células madre para luchar contra algunas enfermedades, como por ejemplo páncreas para curar la diabetes.

Andalucía con el mayor sistema público universitario de España y con centros punteros en investigación e innovación tecnológica, que son aliados naturales para imaginar cómo será (y cómo es ya) esa Andalucía futurista. Porque echando un vistazo al trabajo que se hace hoy en día también se puede hacer una proyección de futuro de los próximos 25 años.

Todas estas historias de luz son ya una realidad surgida de los laboratorios andaluces, aún no generalizadas entre toda la población, pero que permiten avanzar lo que tendremos a nuestro alcance en poco tiempo.



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