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El valor de las marismas arroceras del Guadalquivir a través de la pintura

Expertos de la Universidad de Sevilla y de la Universidad Pablo de Olavide están desarrollando un nuevo proyecto de investigación para promover el conocimiento y la valoración de los paisajes que se han generado a raíz de una actividad agrícola de vital importancia en la economía andaluza y prácticamente desconocida por la población: las marismas arroceras del Guadalquivir.

El arrozal sevillano está apenas a 20 kilómetros de la capital, ocupa una extensión aproximada de 35.000 ha y produce el 40% del arroz español. En la polémica abierta en relación a la repercusión del posible dragado en profundidad del río Guadalquivir sobre este cultivo y esta economía arrocera, no se ha considerado hasta ahora la repercusión que podría también tener sobre unos paisajes que son la antesala del coto de Doñana en la provincia de Sevilla y que han ido adquiriendo claros valores singulares e identitarios.

Isla Mayor

La responsable del grupo de investigación Observatorio del Paisaje de la Universidad de Sevilla, la profesora Carmen Andreu, junto a los geógrafos Juan F. Ojeda y Águeda Villa, realizan una lectura interdisciplinar de estos paisajes arroceros. “En nuestro estudio nos movemos entre la objetividad y la subjetividad como modos complementarios e imprescindibles para una aproximación al paisaje en su complejidad”, explica Andreu, “una mirada que luego hemos plasmado en obras pictóricas y reflexiones”.

Los investigadores comparten con el crítico de arte John Peter Berger y con el geógrafo francés Élisée Reclus las convicciones de que no tener en cuenta la actividad agrícola como algo que pertenece al pasado, es negar el valor de demasiada historia y demasiadas vidas (Berger, J., 2006) y de que el cuidado de sus paisajes es signo inequívoco del desarrollo de cualquier sociedad humana (Reclús, E., 1906).

A partir de tales referencias, estos expertos realizan la lectura interdisciplinar de los paisajes del arroz en estas marismas del Guadalquivir, partiendo de la hipótesis de que un conjunto de estrategias, desarrolladas a lo largo del siglo XX por una población inmigrada desde distintos lugares y colonial, ha ido generando rasgos singulares y de identidad para la población de la zona y ha ido también adquiriendo un marcado valor paisajístico. “Queremos ver cómo se ha modificado el paisaje debido al cultivo y a la explotación del arroz, cómo esta actividad económica influye también en los rasgos de la población que habita en la zona, en su gastronomía, en sus costumbres, en todo lo que supone la definición de la identidad del municipio de La Isla”, señala esta investigadora.

En este proyecto la geografía y el arte van de la mano para intentar, a la vez, el análisis de las limitaciones, dificultades y recursos que los caracteres físicos de esta zona representan para las comunidades humanas que habitan en la misma, la comprensión de  los hitos de aquellos  procesos y estrategias que han conformado el arrozal sevillano tal como lo vemos hoy y el establecimientos de unas claves perceptivas, representativas y simbólicas de estos nuevos paisajes. Para ello, se conjuga la tarea documental y fotográfica con la realización directa y creativa de pinturas que muestren cada uno de los procesos estacionales más significativos en el cultivo del arroz: el fangueo, el arado en seco, la inundación, el desarrollo en sus distintos estadios, la recolección y la limpieza de los rastrojos. Este trabajo de campo ha permitido ya identificar aquellas  claves espaciales, territoriales y simbólicas de unos paisajes muy significativos de Sevilla y de Doñana.

Tras finalizar esta fase de investigación, los autores trabajan ahora para dar a conocer sus resultados mediante la exposición de las obras y la publicación de cuadernos de campo y catálogos en los que se muestren el valor de estas islas o marismas arroceras del Guadalquivir.

El grupo de investigación Observatorio del Paisaje de la Universidad de Sevilla, creado en 2008, ha llevado a cabo recientemente otros proyectos expositivos como la muestra Diálogos de Piedra y Agua. Rastros de la industria panadera en los paisajes de Alcalá de Guadaíra, que se pudo visitar en el Museo de Alcalá de Guadaira (Sevilla). En ella se observa el pasado panadero alcalareño, que ha dado nombre y prestigio universal a la ciudad, ha jalonado de molinos la singular geografía en la que se abre paso el río Guadaíra y los arroyos que lo alimentan. Junto a ellos, otras edificaciones como fábricas de harina, silos, pósitos, restos ferroviarios, o la luminosa extensión de los campos de cereal, han configurado unos paisajes que guardan memoria de esta actividad.

Esta exposición consta de más de un centenar de obras, entre óleos, temples, acuarelas, collage, grabados o impresión digital, sobre los paisajes conformados a partir de las infraestructuras que ha ido generando la industria panadera durante más de cinco siglos. Además, se ha elaborado un mapa cartográfico completo  que incluye los dos itinerarios marcados por los investigadores para que  el ciudadano pueda identificar y conocer los restos patrimoniales asociados a la industria panadera que se conservan en Alcalá de Guadaira.

“En Alcalá se localiza uno de los pocos molinos subterráneos que quedan en España, se ubica justo debajo del Teatro Gutiérrez de Alba y merece la pena visitarlo”, destaca la autora.