«La muerte no es triste, lo triste es no saber vivir», dice Pablo Ráez. Tiene 20 años, es un apasionado del deporte y se enfrenta por segunda vez a la leucemia, pero el joven marbellí no está dispuesto a perder. No piensa dejar que la enfermedad se salga con la suya. Ni en su caso ni en el de cualquiera que pase por la misma situación. Según la Fundación Josep Carreras, en todo el mundo enferman de leucemia una 300.000 personas al año, de las que alrededor de 5.000 son españolas.
El malagueño Pablo Ráez fue diagnosticado de leucemia por primera vez en marzo de 2015. Fue cuando se sometía a unas pruebas preoperatorias para una intervención de rodilla. Tenía 18 años. Tras un proceso duro, donación de médula ósea por parte de su padre incluida, llegó el día en que Pablo se había despedido por completo de la leucemia. Hasta agosto de este 2016, cuando de nuevo tuvo que enfrentarse a ella. Entonces lo contó en una carta que se hizo viral en redes sociales. Ahora espera en el Hospital Regional de Málaga que llegue un donante que pueda ayudarle a ganar la partida de nuevo.
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