Hoy recuperamos la historia de la pintora sevillana Cristina Díaz. Todo empezó en abril de 2012 cuando unos amigos que regentaban una vinoteca le ofrecieron la oportunidad de realizar una exposición en su local: «Me ofrecieron la oportunidad de exponer allí y se me ocurrió usar el material de la tienda» nos explica la artista que señala que «el vino va cambiando de color, tienes  que esperar a que oxide para ver que color es el que tiene».

Desde el joven hasta el reserva, el vino andaluz ofrece, según esta artista sevillana, una amplia gama de tonalidades: «El color que resulta al final depende tanto de la edad que tenga el vino como de qué tipo de uva provenga o cómo lo ha trabajado determinada bodega», señala Díaz. Y como no podía ser de otra forma, dada la originalidad del proyecto, la obra ha tenido, y tiene, una buena acogida entre un sorprendido público.

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