El histórico periódico The New York Times vive Sevilla en 36 horas. Un reportaje firmado por Charly Wilder invita a recorrer la ciudad con planes de todo tipo, para todos los gustos.

Arquitectura, gastronomía, cultura. Historia y modernidad. Originalidad y tradición. Calle, vida, personas. Todo tiene cabida. Empezando por el Metropol Parasol y su museo arqueológico junto a locales para el ocio, destacando el de la terraza que permite tener una panorámica de la ciudad.

Espacio_Parasol_Sevilla

Tras disfrutar de las vistas desde el cielo sevillano, es buen momento para introducirse en el centro más juvenil. Las ideas emprendedoras de jóvenes mezclan la tradición con negocios de estilo vintage como Red House Art & Food, un local donde se combina la gastronomía con el arte. También se da la posibilidad de comprar cualquier elemento del mobiliario. Después, se puede visitar Wabi Sabi Shop&Gallery, una galería cercana y abierta a cualquier persona para mostrar piezas de arte a la vez que se organizan recitales, conciertos acústicos, desfiles de moda.

Tras pasar una tarde descubriendo lugares con esencia, es buen momento para degustar las tapas de la ciudad. ¿Gastronomía tradicional? Sí, siempre es un buen reclamo. Y está riquísima. The New York Times recomienda Casa Morales, Bodeguita Romanero o Las Columnas. Buena relación calidad-precio. La noche sirve para descubrir locales kitsch. Y si alguno destaca es El Garlochi. El local, ambientado con mobiliario de Semana Santa, y los productos, originales: Sangre de Cristo y  Agua de Sevilla.

Tras una noche de diversión, el día siguiente sirve para conocer el patrimonio de la ciudad. El diario estadounidense pone el acento en el estilo mudéjar, en esa mezcla del cristianismo con el islamismo. La mezcla de culturas a lo largo de su historia es el mayor atractivo de Sevilla. Llega la hora de disfrutar de las calles de la ciudad, de la cercanía de su gente. Y el mercado de la calle Feria es el mejor escenario. Venta de productos frescos y locales para disfrutar de alguna tapa de lo más innovadora, por ejemplo gambas envueltas en tocino. La tarde se puede pasar de nuevo descubriendo los pequeños pero mágicos locales del centro de Sevilla. Boutiques independientes o tiendas artesanales y de productos ecológicos. La calle Regina se lleva la palma.

Por la noche, un espectáculo flamenco. Del más puro, del que atrae a miles de turistas porque ven en él una muestra de cultura y sabiduría de generaciones. Flamenco del que se baila en los tablaos con una inmensa profesionalidad a la vez que cercanía.

Para finalizar el fin de semana en Sevilla, la tecnología pone el broche de oro. Las gafas Past View, que ya conocimos en una Historia de Luz, nos trasladan en el tiempo y muestran el centro histórico tal y como era hace siglos a través de la realidad aumentada. Con estos planes, ¿quién quiere perderse Sevilla?

 

 



escribir comentario

NO HAY COMENTARIOS