En el Museo Arqueológico de Montoro (Córdoba) se conserva una estela de piedra con extraños caracteres. Ahora, un grupo de expertos de las universidades de Sevilla, Granada, Cardiff y Southampton y del CSIC ha establecido que los signos descubiertos podrían corresponder con la escritura más antigua conocida en Iberia y con otras de origen oriental.

Los signos encontrados son compatibles con escrituras ibéricas como la levantina, la tartésica, y la meridional, pero también con otras orientales, como la fenicia, la proto-sinaítica, la proto-cananao y la sudarábiga. El estudio concluye que, sin embargo, los grafemas presentes en la estela cordobesa no tienen sentido en su conjunto dentro de ninguno de estos ‘alfabetos’ tempranos. Por tanto, los investigadores aseguran que el autor o autores de la monumental estela de Montoro utilizaron signos que no tienen coherencia como sistema de escritura en sí, sino que parecen haber sido usados de una manera peculiarmente selectiva. El trabajo ha sido recientemente publicado en la revista ‘Antiquity‘.

Las estelas (piedras de gran tamaño grabadas y/o pintadas con diversos motivos gráficos) constituyeron, en la Prehistoria Reciente, la Protohistoria y la Antigüedad,  elementos conmemorativos y monumentales análogos a las estatuas. El estado de conservación de la estela de Montoro es bastante bueno y llama poderosamente la atención la ausencia de líquenes y evidencias de desgaste por agua en la superficie del anverso y los laterales. En la estela se han identificado 31 motivos gráficos grabados. Algunos de ellos son muy someros y por tanto difíciles de apreciar con el ojo desnudo, por lo que su reproducción digital ha sido de gran importancia. Según el análisis gráfico y epigráfico combinado realizado por Marta Díaz-Guardamino y Juan Pablo Vita Barra, del Grupo de Investigación ATLAS y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, respectivamente, 21 de estos motivos gráficos podrían ser posibles signos de escritura, aunque de éstos sólo 13 son susceptibles de ser interpretados como grafemas.

 



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Después 3.800 años enterrado, un noble faraónico vuelve a la actualidad gracias al hallazgo de la misión liderada por el egiptólogo y profesor de la Universidad de Jaén Alejandro Jiménez. La excavación ha tenido lugar en Qubbet el Hawa, en Asuán, sur de Egipto, donde el equipo español trabaja desde 2008 junto a investigadores de otras universidades españolas, de Reino Unido, Bélgica y República Checa. La tumba pertenece al hermano del gobernador Sarenput II, uno de los más importantes del Imperio Medio de Egipto (2050-1750 a.C.).

El descubrimiento es único ya que, a diferencia de otras tumbas de la época faraónica que han sido saqueadas o reutilizadas para otros fines, ésta estaba prácticamente intacta. La momia descansaba dentro de dos ataúdes al fondo de un pozo. Del primero quedan apenas tres piezas pero el segundo, el que contenía el cuerpo momificado del noble, se conserva al 90%. Aunque las termitas han hecho bien su trabajo a lo largo de los siglos destruyendo la celulosa de las vendas que cubrían a la momia, los arqueólogos esperan que ésta se encuentre esqueletizada.

foto3_Patricia_MoraEn palabras del Alejandro Jiménez, es «la primera vez que se encuentra un enterramiento de estas características desde hace 70 años por la categoría del personaje«. Y es que la importancia del hallazgo radica en que, hasta el momento, no se sabía qué ocurría con los hermanos de los gobernadores. Este descubrimiento permitirá saber qué papel jugaban en la sociedad así como el funcionamiento interno de las dinastías provinciales. Asimismo, se han encontrado hasta las últimas ofrendas que se depositaron sobre el pozo que conduce a la cámara funeraria. “Es la primera vez que está constatada la presencia de un enterramiento dentro de un corredor. No lo esperábamos. Cerraron el pozo funerario y dejaron ofrendas cerámicas sobre él. Es la primera vez que se constata este tipo de deposición funeraria completa”, ha explicado Alejandro Jiménez.

Las inscripciones en los ataúdes llevan el nombre del difunto, Shemai, seguido del de su madre y su padre, Satethotep y Khema, respectivamente. Este último fue gobernador de Elefantina bajo el reinado de Amenemhat II. Sarenput II, el hermano mayor de Shemai, fue uno de los gobernadores más poderosos de Egipto durante los reinados de Sesostris II y Sesostris III. Aparte de sus deberes como gobernador de Elefantina, también fue general del ejército egipcio, tuvo responsabilidades diplomáticas y fue responsable de varios cultos de varios dioses.

Este importante hallazgo arqueológico se suma a la larga lista de logros obtenidos por el equipo que dirige Alejandro Jiménez en esta misión que acumula ya una duración de nueve años. El egiptólogo cuenta con el honor de haber sido el primer andaluz que ha dirigido una excavación en el país del Nilo. Entre sus descubrimientos más importantes se encuentra la apertura de otra cámara intacta de más de 4.000 años de antigüedad en las tumbas de Qubbet el Hawa, uno de los cementerios privados más importantes del mundo.



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La misión arqueológica española que trabaja en el templo del faraón Tutmosis III, en la ciudad egipcia de Lúxor, ha hecho público su nuevo hallazgo. Se trata de un «cartonaje» que cubre la momia de un sirviente de la casa real llamado Amen Ir Nef, que vivió entre los siglos XI y X a. C.

El cartonaje, una envoltura compuesta por varias capas de tela estucada con el que se cubrían las momias, ha sido hallado en perfecto estado e ilustrado con diferentes imágenes e inscripciones. Del sarcófago, sin embargo, no quedaba prácticamente nada, habiendo sido devorado por las termitas. En el interior del cartonaje se encuentra, presumiblemente, la momia con sus joyas, a las que no se accederá puesto que podría dañarse su policromado recubrimiento.

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