Hay finales que ya están escritos y que, sin embargo, cuando llegan hieren del mismo modo que un duro epílogo inesperado. Como el de Mikel Trueba, protagonista del documental Alma que en el año 2012 logró ser finalista en los Premios Goya.
Un equipo andaluz dirigido por José Javier Pérez plasmó con especial sensibilidad el día a día de este joven de Santurzi que hizo visible sin dramatismos la crudeza de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa que se manifiesta a través una parálisis muscular progresiva de pronóstico mortal.
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