Cuando era solo un joven investigador, Ernesto Carmona trabajó en el Royal College de Londres con Geoffrey Wilkinson, ganador del Premio Nobel en 1973 por sus estudios sobre química organometálica. “Toda mi carrera se basa en los tres años que pasé con él”, confiesa ahora Carmona. Hoy, tras una dilatada carrera, él mismo es todo un referente internacional en este campo de estudio. Entre su larga lista de reconocimientos, destaca el Premio Rey Jaime I de Investigación Básica. Catedrático de la Universidad de Sevilla e investigador en el Instituto de Investigaciones Químicas de Sevilla, es miembro de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y de la Real Sociedad Española de Química.

Fue profesor mío en la Facultad de Química de Sevilla y puedo decir con orgullo que fue de los mejores que he tenido en toda mi carrera universitaria.
Además destacar su humildad e inteligencia,siempre dispuesto a enseñar conocimiento.
Pues viendo vuestro éxito, ya sabemos quién puso su granito para que hoy triunféis como lo hacéis. Saludos, chicos. Vosotros no os quedáis atrás.
Siempre dispuesto a echar una mano a sus alumnos y a los que no eran sus alumnos. Daba gusto ir a sus clases.Gran científico, gran profesor.
Y, por lo que nos llega, gran personas. Quizás esa sea la clave para tener tanto éxito profesional. Saludos.
Buen profesor y buena persona. Daba gusto entrar en clase con él, todo se veía fácil e interesante cuando hablaba de su química inorgánica
Son muchos los comentarios positivos que nos llegan sobre Ernesto. Debe haber sido un lujo aprender de él. Saludos.
Además de todo lo dicho sobre él, es miembro de la Junta Directiva del Colegio Oficial de Químicos del Sur, antiguo Colegio Oficial de Químicos de Sevilla, en la que nos sentimos orgullosos de tenerle como compañero, habiendo sido conferenciante de los actos de San Alberto Magno con un tema tan sugerente como «La Química de la Vida», en la que nos dejó maravillado de sus conocimientos y bien hacer.
Qué gran representante de la investigación sevillana y andaluza. No dejan de llegarnos comentarios positivos sobre Ernesto… Por algo será. Saludos, Francisco.
Profesor excepcional, investigador aventajado y buena persona. Su cercanía y trato amable (podía echar una pachanga con los alumnos o tomar una caña en el kiosko de Reina Mercedes), no era tan frecuente en la facultad de química de primeros de los 80. Pero con él, las clases resultaban amenas y a pesar de la complejidad de la materia que nos impartía (Ampliación de Química Inorgánica) y el rigor de sus clases magistrales, conseguía sacar de nosotros lo mejor.
Quiero recordar que trajo al propio Wilkinson a dar una conferencia a Sevilla sobre la química de los complejos de monóxido de carbono, cuando la Facultad de Química aún estaba en la fábrica de tabaco, allá por el año 81 u 82.
Para mí, un privilegio haber recibido sus clases y una enorme suerte haberlo tenido como profesor. Estoy muy orgulloso de haber sido su alumno y de que la universidad pública contara con profesores e investigadores de este nivel. Gracias, Ernesto.