Cuando su marido y ella se quedaron sin trabajo vieron en la agricultura una posible salida a su situación. Concretamente en el cultivo de tomate raf. Tras más de un cuarto de siglo en esta labor, Dolores Segura es una de las pocas mujeres que se dedican a esta ardua, delicada y comprometida tarea. Los exquisitos cuidados que requiere este tipo de cultivo hacen que para Dolores no existan los días de fiesta ni los fines de semana. Cuenta en el municipio almeriense de Níjar con una plantación de 10 hectáreas que surte a consumidores principalmente de Madrid, Alicante y Valencia.
