Juan Francisco Casas (La Carolina, Jaén) sabía desde pequeño que dibujar era algo esencial en su vida. Como viajar con los óleos resulta complicado empezó a trabajar con bolígrafos sobre papel y ha convertido en su marca personal el uso de un artilugio doméstico para obras muy realistas y de marcado contenido erótico. Se licenció en Bellas Artes en la Universidad de Granada con un expediente que tuvo el reconocimiento del Ministerio de Educación al mejor expediente de 1999. Su carrera ha sido imparable: el premio ABC, único representante español en la Bienal de Praga de 2005 y becas en las Academias de París y Roma. Su obra viaja por todo el mundo excepto por los países árabes que la tienen vetada por el contenido sexual.
dibujo
José Luis Puche, un camino trazado a lápiz desde Málaga hasta Sidney
En 2008 expuso su obra de forma individual en Birmingham. Ahí arrancó su experiencia internacional. El malagueño José Luis Puche ha mostrado sus obras en lugares como Nueva York, Sidney y Dubai. En 2017 realiza una intervención en la escalera del Centro Pompidou de Málaga, y empieza a trabajar con una galería en Bogotá (Colombia).
Sergio Fernández, realismo en la piel con un tatuador internacional
Desde su pequeño estudio de Málaga su proyección ha llegado ya incluso a Canadá. El tatuador Sergio Fernández se dio a conocer gracias a un retrato que realizó del madridista Sergio Ramos y desde entonces son numerosos los futbolistas que quieren llevar tatuajes hechos por él, entre ellos Isco, Samu Castillejo o Kameni. Su trabajo, especializado en el realismo, es requerido en estudios de Madrid y Barcelona.
Miguel Rodríguez, realismo onírico en la obra de un pintor anárquico
El sevillano Miguel Rodríguez es un pintor autodidacta que hace del dibujo su principal virtud y el motivo de su diversión. Porque él pinta cuando le apetece y, sobre todo, porque le divierte. Se inició con 16 años. Tres décadas después, puede contar que ha expuesto por toda Europa y Estados Unidos. A través de sus obras trata de capturar, asegura, la parte espiritual del ser humano: eso que es intangible, pero que según él explica la verdadera naturaleza humana. ¿Su estilo? “No es hiperrealista, aunque a veces me pongan esa etiqueta”, contesta Miguel Rodríguez. Con influencias surrealistas, opta por ‘realismo onírico’ a la hora de asumir una corriente.
José Luis Ocaña, ilustraciones que cabalgan con El Quijote hasta el Líbano
Desde muy pequeño le ha encantado dibujar, pero su carrera profesional se inició en el mundo de la animación, donde trabajó hasta hace cuatro años, momento en el que decidió volver a lo que realmente le gustaba, el dibujo. Las acuarelas de José Luis Ocaña han dado la vuelta al mundo. Sus originales se venden por diferentes países, y son editoriales extranjeras con las que edita, de países como Líbano, Emiratos Árabes Unidos, Malta y México. Su proyecto de futuro, sacar adelante un trabajo personal en el que la historia y las ilustraciones son suyas.
Antonio P. Marrugat, innovación en el humor gráfico con la pixelcatura
Solo tenía 4 años el cordobés Antonio P. Marrugat cuando empezó a realizar sus primeros dibujos. Desde ese momento, ya no pudo parar. Sus caricaturas y obras de humor gráfico se han publicado tanto en España como en el extranjero: Francia, Bélgica, Alemania, Argentina… Su carácter innovador le ha llevado a desarrollar su propio estilo de caricatura que él denomina ‘pixelcatura’. Consiste en empezar a dibujar a mano y en papel, y terminar en el ordenador con algún programa de diseño con el que añade nuevos colores o texturas a la caricatura. Ha recibido innumerables premios. El último lo ha recogido este año en Corea del Sur: el Theme Prize en el Tercer Premio del Sejong International Cartoon.