El sevillano Abel Vázquez tiene la sensación de enfrentarse a su última gran oportunidad. Este judoca ha sido dos veces paralímpico, nueve veces campeón de España de judo para ciegos y plata europea en 2013. Tras el trabajo de todo un año, se ha garantizado su participación en las Paralimpiadas de Río. Un duro año en el que, a la vez que entrenaba para ser nuevamente paralímpico, ha estado hincando bien los codos para opositar a profesor de secundaria de Educación Física. La verdadera gesta la ha disputado ante el estrado de un tribunal. Y la ha ganado. Por eso, Abel siente que Río 2016 es su última gran oportunidad para conseguir esa medalla que rozó en Londres 2012, uno de los momentos que más le ha costado superar en su carrera deportiva. Ese y la operación de rodilla que, tras los primeros juegos en los que participó con apenas 16 años, los de Pekín 2008, lo mantuvo apartado durante un año de la competición. Abel nació con un albinismo ocular que reduce su agudeza visual en un 80 %. El judo lo empezó a practicar con seis años para ser igual que los demás niños del barrio. Niños de barrio a los que ahora pretende educar en valores a través del deporte. A ser posible, con una medalla paralímpica con la que deslumbrar en su primer día de clase.