La provincia de Jaén tiene las condiciones idóneas para el cultivo de pistacho y, desde 2013, la asociación Appistaco se ha volcado para desarrollar este cultivo que en España comenzó a finales del siglo XX. En dos años ha iniciado en la producción a 200 pequeños agricultores y cuenta con 250 hectáreas dedicadas a un cultivo que se perfila como complemento del olivar por la alta rentabilidad de la producción.
Un compost inmaduro puede llegar a ser tóxico para las plantas. Por ello, científicos del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla, dependiente del CSIC, en colaboración con la Universidad de Huelva, han desarrollado un dispositivo para comprobar su calidad antes de aplicarlo sobre el cultivo. Se basa en una nariz electrónica, que, a través del olor, detecta procesos químicos y biológicos que se dan en la muestra de abono natural para evitar que se emplee antes de su estado óptimo.
Un grupo de investigadores del IFAPA, el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de la Junta de Andalucía, está desarrollando dos prototipos de invernadero para exportarlos a países de climas áridos y semiáridos, principalmente situados en el Golfo Pérsico. Invernaderos para zonas en las que es muy difícil o imposible el cultivo de verduras como tomates, pepinos o pimientos y que dependen del exterior para abastecerse de ellos.
Pedro Olivares nació en Valencia pero sus raíces están en la jiennense Sierra de Segura, a mitad de camino entre Benatae, el pueblo de su padre, y La Puerta de Segura, el de su madre. Precisamente allí ha creado Bodegas Tobar, una empresa familiar que produce vinos que llegan a la mesa de restaurantes internacionales con la esencia segureña.
Es madrileña, pero vive a caballo entre Madrid y Almería. Se enamoró de este rincón del sur de España con tan solo 6 años de edad cuando acudió a la finca de su tío. Hoy en día María José Cruz es gerente de la empresa Cosensa, que cuenta en Almería con la finca El Maltés. Una extensión de 800 hectáreas en las que se encuentra la mayor plantación de aloe vera de Andalucía. Produce más de 100.000 plantas anuales en 10 hectáreas de cultivo que se exportan principalmente a Alemania y Eslovenia. De momento se centran en la venta de plantas y hojas, pero muy pronto esperan poder dar un paso más y extraer ellos mismos el gel del aloe.
Se trata de un sistema de monitorización de cultivos creado por BrioAgro Technologies, empresa de Mairena del Alcor, en Sevilla, encabezada por José Luis Bustos: “Nuestro objetivo es evitar las mermas y que el agricultor controle al máximo la calidad de sus productos”. Unos sensores colocados bajo tierra miden distintos parámetros de la tierra de cultivo: luminosidad, humedad, nutrientes… Ante cualquier deficiencia, avisa al agricultor mediante una alerta a su móvil o tablet para así tomar medidas.
